En esta segunda entrega que retoma la compilación dada a conocer por la organización Observatorio de Reformas Políticas América Latina, bajo el título Las Candidaturas Independientes en América Latina: repasando las reformas, sus ventajas y los retos pendientes, se aborda el contexto y crecimiento de lo que hoy conocemos como candidatura independiente en la región.
Bajo este panorama, basta comentar que en América Latina solo un pequeño grupo de países adoptó reformas hacia las candidaturas independientes, aunque la discusión se sigue dando en algún nivel en la mayoría de los países.
La figura de candidaturas independientes con diferentes matices, o no partidarias como son llamadas en algunos países, existe en Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Honduras, Paraguay, República Dominicana, Venezuela, desde el año 2010 en El Salvador y desde 2014 en México.
En estos casos, la adopción de este tipo de candidaturas ha seguido luego de un proceso largo de demandas ciudadanas por su adopción y ha venido como resultado de una búsqueda de alternativas a los candidatos presentados por los partidos. Su aprobación ha aplicado tanto para el caso de elecciones legislativas como presidenciales.
De país a país, el principal argumento a favor de las candidaturas independientes tiene que ver con la crisis de representación y desencanto de la ciudadanía con los partidos políticos, y su desempeño en las instituciones públicas.
Entre muchas de las discusiones sobre el tema en la academia, los argumentos a favor de este tipo de candidaturas se han venido centrando en dos áreas fundamentales:
- Necesidad de generar mayor credibilidad del sistema y una mayor representación.
- Garantizar el ejercicio del derecho a ser electo/electa.
En lo referente a la credibilidad del sistema y de los partidos políticos, según datos del Latinobarómetro (una investigación sobre el desarrollo de la democracia, la economía y la sociedad), los parlamentos y los partidos políticos ocupan los últimos puestos de aprobación por parte de la ciudadanía entrevistada y son los que menos gozan de confiabilidad.
Por ello, este tipo de candidaturas cuestionan el sistema de partidos y buscan fuera del sistema una alternativa que responda a las demandas y aspiraciones de la ciudadanía.
Como lo mencionan los investigadores Flavia Freidenberg y Tomáš Došek, en el libro Reformas políticas en América Latina, tendencias y casos (2014), estas reformas que buscan “el desmantelamiento del monopolio de la representación de los partidos en la definición de las candidaturas tanto legislativas como presidenciales” han potenciado “la personalización del vínculo entre políticos y electores.”
Por su parte, aquellos que abogan por las candidaturas independientes también basan su propuesta en la necesidad de fomentar el ejercicio del sufragio pasivo. En su definición del candidato independiente, como instrumento para ejercer el derecho a ser votado.
Perfil de las candidaturas independientes
Con frecuencia los candidatos independientes son inexpertos políticos y sin experiencia en el ejercicio de gobierno. Son causas específicas por las que sienten pasión las que les motivan a ciudadanos sin experiencia política a involucrarse en el ámbito político.
Otros se valen de sus posiciones como “outsiders” (marginados) como bandera para establecer que son los únicos que pueden eliminar la corrupción en el ejercicio de gobierno, establecer acuerdos entre abanderados de posiciones diferentes y negociar con éxito acuerdos con diferentes actores por el beneficio de sus votantes.
Otros “outsiders,” sin embargo, no tienen objetivos políticos, sino que utilizan sus candidaturas para promover objetivos personales, como varios analistas han argumentado.
En América Latina también se dan los casos de aquellos que habiendo ya militado en partidos políticos y, sintiéndose descontentos con su funcionamiento, optan no necesariamente por fundar un nuevo partido (aunque también ocurre) sino por optar a un cargo de elección popular de forma independiente.
Con frecuencia se valen de un caudal electoral ya consolidado a nivel personal, independiente del partido en el que militaron.
De cualquier modo, el hecho de incorporar estas reformas implica valorar esta serie de riesgos y establecer mecanismos para poder mediarlos una vez implementadas las reformas.