Córdova: La democracia elitista

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Diego Martín Velázquez Caballero

El presidente consejero del INE propugna una visión liberal democrática antagónica a MORENA. Su visión clasista, inclusive racista, de la sociedad mexicana; alcanza los mínimos del pluralismo y reclama el enfoque de los grupos dominantes en nuestro país. La construcción de un discurso institucional y moderado, individualista democrático, sirve como parapeto a los grupos de la iniciativa privada para cuestionar el estilo de gobernar de AMLO y la democracia directa popular.

Aun cuando el Instituto Federal Electoral y la transición vía elecciones competitivas, han señalado que su propósito fue entregar al ciudadano el reclutamiento de la clase gobernante; lo cierto es que los ciudadanos no participan ni influyen en la autoridad electoral. El papel de árbitro ha sido escuálido en el INE y distante de la sociedad, pero cercano a los partidos políticos, así como los sectores de la burguesía nacional y extranjera que promueve el neoextractivismo. El INE, de igual modo que el Colegio Electoral de Estados Unidos, juega al comité electoral de la plutocracia y Lorenzo Córdova defiende eficazmente esta situación.

AMLO ha propuesto mecanismos de democracia participativa y directa que asustan a los sectores privilegiados del país. MORENA tejió un importante capital social con movimientos y colectivos que proponen modos de participación tradicionales, inclusivos y pluri identitarios que se aparecen como radicales por la magnitud de su alcance. A diferencia del INE, las formas de la participación popular establecen formas positivas con la sociedad, sobre todo con los grupos marginados, que en forma discriminatoria se estigmatizan como populismo.

El Consejero Presidente del INE se aparece como el centro político moderado, defensor de una democracia representativa, su camino -sin embargo- se dirige a la colisión con los movimientos y bases populares de la 4T. La dialéctica social es evidencia de la desconexión que los mecanismos electorales tienen respecto a la ciudadanía. Sin embargo, Córdova Vianello es el monstruo amable de la nomenklatura que viene a disputarle la presidencia a López Obrador. El INE es la estructura que soporta la hegemonía histórica del bloque dominante.

La alianza pragmática polipartidista puede emplear a Lorenzo Córdova si los embates del gobierno federal debilitan y aíslan al Instituto Nacional Electoral. La muerte por inanición que la poca imaginación de los legisladores morenistas ha planteado, puede resultar en la coyuntura idónea para una candidatura democrática cívica desde la perspectiva empresarial y clasemediera que ha secuestrado los conceptos de sociedad civil y ciudadanía. La campaña mediática del miedo que se articula para proteger la democracia de los privilegiados, tiene en Córdova Vianello un representante perfecto como lo fue Luis Carlos Ugalde en 2006.

Lorenzo Córdova Vianello representa una tendencia liberal oligárquica de la democracia; pero es válida y señala los contrastes de un país como México. Las fracturas sociales son esquizofrénicas pero capaces de control mediante un colonialismo interno que ha ejercido el presidente del INE con toda impunidad.