Teresa Gil
Permitir que una persona tenga acceso a los recursos públicos sin estar legitimada, como las llamadas primeras damas, es un delito. Y en México se ha permitido sin objeciones. En primer término, porque ello acarrearía un castigo para el que se atreviera a hacerlo. No son ellas las que crearon la costumbre; solo la utilizan. La inserción en el poder de mujeres que lo tocan a través de otro, viene desde siglos atrás y pueden tener cualquier dimensión: madres, esposas, amantes, hijas, amigas etcétera. La historia está llena de esos personajes oblicuos que llegaron a tener más fuerza que gobernantes de cualquier signo. La escritora Sara Sefchovich, ha dedicado parte de su trabajo a investigar los casos que se relacionan con México y eso le ha proporcionado buenos dividendos. A la gente le gusta ese tipo de chisme superfluo, después de todo. Pero si se analizan los casos más cercanos en nuestro país, independientemente de aquella gruesa historia que se contaba del amasiato de Irma Serrano La tigresa, con Gustavo Díaz Ordaz, el asunto está íntimamente relacionado con lo convencional, el conservadurismo de costumbres. La primera dama formal en México, es la esposa legal, la que se obtuvo por contrato civil y fue rociada con la bendición cural. Un asunto que finalmente se dirime desde la moral religiosa y se impone a todo el pueblo que hasta este momento lo acepta. Por debajo se pueden decir todas las cosas que provocan las mujeres de un presidente u otro gobernante, pero de frente se callan por el castigo que puede conducir a ello.
ANGÉLICA RIVERA Y KARIME MACÍAS, DEVORADORAS DE ERARIOS
La extradición de Karime Macías, ex esposa del ex gobernador encarcelado Javier Duarte, llena páginas en un país en donde ese tipo de noticias avivan el interés por los medios. La mujer está acusada de haber defraudado 112 millones de pesos y después huir a Londres, donde ha vivido como reina en este tiempo. Mujer superflua, solía decir que ella lo merecía todo, elevando su egoísmo a alturas de soberbia. Como ella, muchas mujeres de todos los niveles del gobierno, han usado recursos a través del DIF o dinero directo de sus cónyuges, para lujos personales. Cada una de esas mujeres, le cuesta cara al pueblo. Otro es lo utilitario de esas primeras damas, como fue el caso de Angélica Rivera la llamada primera dama del sexenio anterior cuya imagen fue puesta a disposición de un priísta que necesitaba el relumbre de una estrellita creada por la pantalla. El desgaste, el descrédito y el hartazgo pusieron en su lugar a ambos personajes, pero en el inter hay pruebas de grandes dispendios, de utilización de recursos no solo en efectivo. Es infame comparar en cualquier momento los derroches en la llamada Casa Blanca y los chinames de millones de pobladores mexicanos que carecen de vivienda digna.
PRIMERAS DAMAS SIN PAPEL. MADAME POMPADOUR UN CASO EXTRAORDINARIO
Las esposas de los gobernantes mexicanos han actuado al mismo nivel de su consorte. Aunque en casos diferentes desde luego, su presencia se equipara al del poder y llegan hasta pronunciar discursos como lo hizo Angélica Rivera para aclarar lo de la Casa Blanca. Mientras, actúan con toda libertad monetaria en sus gastos personales, caseros y desde luego en esa función de directoras o presidentas del DIF, que se suscribe en una norma jalada de los pelos, para darles sustento. Con el caso de la señora Macías se demuestra esa extraña figura que jamás fue electa y que, debido a su relación civil con un hombre, se convierte en muchos casos en la gran depredadora de recursos públicos. Son raros los casos, uno de ellos el de Carmen Romano, ex esposa de José López Portillo que tocaba el piano, pero las primeras damas suelen ser mujeres comunes, algunas con ciertos estudios y conocimientos que no rebasan la media. Casos extraordinarios los que la historia refleja en Madame Pompadour y Madame de Dubarry, amantes oficiales de Luis XV, y presentadas como tales en la propia Versalles, auténticamente cultas, promotoras del arte, mujeres que, reconocidas como amantes favoritas, dieron relumbre a épocas del absolutismo. En el caso de Pompadour que murió joven a lo 43 años, la historia menciona sucesos extraordinarios de apoyos como a Diderot en su famosa enciclopedia (Horsori, Barcelona 1987), a Voltaire, a Montesquieu y a otros grandes pensadores de la época. Su imperio como favorita se extendió al arte, a la música, a la arquitectura. Lo que no vemos en la mayoría de las legales que han mostrado su insulsez, su ligereza y soberbia como ejemplos la señora Rivera y la señora Macías que está a punto de merecer, pero no lo que ella quería, …sino la cárcel.