No soy Felipe

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“No soy Felipe Calderón” con esa expresión López Obrador se deslinda de los hechos amenazantes, violentos y criminales que ocurren en el país. Acusa que Calderon trabajaba al lado de Garcia Luna pero el actual presidente se mete a la tierra dominada por los sicarios y narcotraficantes para dialogar con ellos y defender públicamente sus derechos.

En países como España y Alemania por ejemplo, queda claro que el que viola la ley pierde sus derechos y garantías. Se le encarcela, se le aplican sanciones. Quienes mantienen el respeto a la ley y a los demás son los que ejercen a plenitud sus libertades.

El que está en prisión sólo conserva el derecho de comer, dormir y en su caso atención médica. Confrontando a la sociedad y a las Fuerzas Armadas AMLO se internó en la región sinaloense de la Sierra Madre Occidental, muy cerca de la carretera que  construyó Rafael Caro Quintero y conduce a Badiraguato.

Justo en el corazón de esa zona conocida como el  “Triángulo Dorado”, que corresponde a los límites de Chihuahua, Sinaloa y Durango, hay un extremo control de delincuentes que cumplen con la orden de no permitir el paso a extraños y que avisan a los patrones si se diera una violación a sus “anillos de seguridad”.

Pero todo cambia de color cuando aparece un enorme letrero:“Bienvenido a Badiraguato señor presidente Lopez Obrador”, sirviendo este mensaje como salvoconducto, como pasaporte para el ingreso del tabasqueño y no así el grupo de camarógrafos y reporteros que fueron intimidados y detenidos por una célula de rufianes armados hasta los dientes.

Solamente faltó al de Mascupana sacar una advertencia: “no soy Felipe Calderón, están protegidos sus derechos”. Su preocupación por la comodidad de los criminales se demostró también cuando el sábado 28 sobrevoló la presa Picachos, junto al gobernador de morenista Rubén Rocha Moya, nacido en Badiraguato.

A no más de 30 kilómetros del rancho donde vive la mamá de Joaquín Guzmán Loera, por lo menos 10 hombres armados aplicaron su propia Ley: la de la amenaza.

Por ahí meses atrás AMLO saludó a la mamá del Chapo junto con Quirino Ordaz personaje que cambió su dignidad por un destierro que le va a manchar su frágil biografía.

A AMLO no le inquietó lo que él llamó “retén” luego de ser informado por el secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Cristóbal Castañeda Camarillo. “no pasa nada, no pasa nada”, ha señalado el tabasqueño quien está ocupado en imponer a sus gobernadores en seis estados para que en estos también tengan salvoconductos.

Total en Guerrero, Zacatecas, Veracruz, Morelos y Campeche la violencia ya es institucional y aceptada, les llaman a todos esos sitios “tierra caliente”. Garcia Luna y Felipe Calderón siguen vigentes porque así lo quiere el presidente. Son su distractor, su tabla de salvación para evadir sus fracasos. Acusa que Calderon inició una guerra contra los criminarles, pero amlo está poniendo la mesa (literal) para compartir una taquiza con ellos, para intentar sostener el malogrado prestigio de algunos gobernadores morenistas que son exhibidos por sus relaciones y traiciones en “ruedas de prensa” de los grupos criminales.

“Cretinos conservadores” expulsa como reflejo verbal el presidente porque se hizo pública la nota de lo que ocurrió en Sinaloa. Pero que no se preocupe el tabasqueño cada día nos hace entender más que efectivamente: él no es Felipe Calderón.

Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y VaEnSerioRadio mexiquenseradio 1600am y 1080 AM martes a las 9.30

@cramospadilla