Sabemos que los tiempos en la política son importantes, en ocasiones vitales para el reacomodo de fuerzas, evitar juicios históricos o bien generar venganzas a modo. Los casos contra los opositores Lozoya, Robles y Murillo entiendo son totalmente distintos en su fondo y trato pero no así en la aplicación de revanchismo.
En los tres las disposiciones de la justicia son totalmente distintas y los criterios muy variantes. Son percepciones, son sospechas, falta de argumentos, carencia de pruebas.
Luego de celebrarse una audiencia en el Reclusorio Norte, el ex procurador general de la República, Jesús Murillo, fue vinculado a proceso por el caso de Ayotzinapa. Se le vincula a proceso por los tres delitos: contra la Administración de Justicia; Tortura; Desaparición Forzada y que fue reclasificado con base en el Código Penal Federal. Más de diez horas y parecía que el ex funcionario presentaba mejor posicionamiento, información, argumentación y consistencia.
Pero el juez extrañamente determinó que no era así aún cuando en este extraño expediente se omite el peritaje de instituciones extranjeras que participaron en la “verdad histórica” (algo así como cuando al gobierno de la CDMX conviene o no dar credibilidad a extranjeros en el peritaje del desplome de parte de la Línea 12 del Metro). Volviendo al caso Murillo, durante la audiencia, el también exgobernador, sostuvo que su llamada “verdad histórica” no había podido ser refutada.
“Se pudieron cometer fallas, pudo hacerse mejor, puedo aceptar algunos errores y aceptar cosas que se hicieron mal, pero ninguno la ha podido tirar”, aseguró incluyendo la versión de que los camiones en los que se transportaba a los jóvenes estaban cargados de droga en el maletero.
El juez de Control del Reclusorio Norte, Marco Antonio Fuerte Tapia, le ratificó la prisión preventiva justificada en el Reclusorio Norte por riesgo de fuga (mismo criterio aplicado a Rosario Robles), aún cuando su edad, 76 años, le permitiría arraigo domiciliario y han demostrado debilidad en su estado de salud.
El juzgador consideró que los datos de prueba presentados por la Fiscalía General de la Republica son suficientes para determinar que Murillo Karam fue responsable directo de la investigación del caso Iguala en conjunto con el exdirector de la Agencia de Investigación Criminal (AIC), Tomás Zerón de Lucio, prófugo de la justicia y que ha despertado el enfado del presidente al no recibir respuesta del gobierno de Israel para extraditarlo cuando es sabido que con el Estado Israelí no hay acuerdos de extradición.
Luego de que fueran desestimados sus alegatos, la defensa del exprocurador, encabezada por José Xavier López García, confirmo que impugnará la vinculación a proceso, incluso dejó entrever que interpondrá una queja contra el juez de Control por su actuación al considerarla parcial en beneficio de la FGR.
Murillo Karam manifestó categórico que desde hace siete u ocho años han buscado alternativas, han inventado muchas, y todas se han caído en torno a los hechos ocurridos el 26 y 27 de septiembre de 2014.
Aseguró que él mismo solicitó la participación del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), el cual intervino en toda la averiguación y escogió el lugar de análisis de los restos óseos localizados en el río San Juan y del basurero de Cocula.
Los tiempos político/electorales para el presidente se le están agotando y resulta particularmente curioso que los expedientes de investigación contra Peña Nieto salgan a la luz en la antesala de las elecciones en el Edo. de México y que el caso Ayotzinapa intenten reventarlo a meses de inicio de las precandidaturas a la presidencia.
Conductor del programa VaEnSerio mexiquensetv canal 34.2 izzi 135 y mexiquense radio.
@cramospadilla
