¿Psicosis… o peligro real las amenazas de ultras trumpianos contra Biden?

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Ciertas o no, las amenazas de grupos de extrema derecha -a quienes se les comienza a identificar oficialmente como terrorismo interno– han provocado el mayor despliegue de fuerza nunca visto alrededor del Capitolio y en Washington para resguardar y garantizar la tomada de posesión hoy del presidente Joe Biden.

Con los más espectaculares magnicidios en su historia, los centros de inteligencia del gobierno norteamericano no corren ahora riesgos. La amenaza, dicen tener más que indicios, es real e interna.

Es así que, para garantizar que Biden reciba y comience a ejercer el poder, el FBI tiene el control de todo: 25 mil elementos de la Guardia Nacional armados como si fuesen a enfrentar la más cruenta de las batallas, del resto de los cuerpos policiacos de la capital del país, de los centros de control e intervención de todas las llamadas de radio y celulares que se generen hoy en esa ciudad, del despliegue de decenas de satélites espías y de control de operaciones de comunicación y de vigilancia que ha sido apostados sobre ese sitio, de controle digitalizados y sellados de invitados y con marcaje especial de todos aquellos líderes ultras que  pudieran representar un factor en algún acto contra la integridad del nuevo mandatario.

Culmina así una de las más angustiosas y complicadas, duras, inciertas, peligrosas sucesiones presidenciales en Estados Unidos.   

Será sin ninguna duda uno de los eventos televisivos que serán más vistos en directo en el mundo entero.

Todo ello para garantizar quizá unos cinco segundos de juramento de Biden quien lo hará con la mano derecha sobre su pecho y la mano izquierda sobre una biblia, en lo más alto de las escalinatas del Capitolio, de cara al National Mall, un enorme jardín en cuyo otro extremo está el impresionante monumento de Abraham Lincoln quien, sentado, parece resguardar la democracia el país más poderoso del mundo. Ahí, a sus costados, se ubican además la Casa Blanca y el conjunto de edificios del Museo Smithsonian.

El centro del imperio, pues.

Ahí, en ese momento, sabremos si tuvieron base la ansiedad y preocupaciones de los centros de inteligencia y si los seguidores y fans de Donald Trump eran o no un peligro como se les consideró.

De acuerdo a declaraciones de Ryan McCarthy, jefe del Ejército de EEUU, a la agencia Associated Press, todos los jefes de grupos de seguridad están advertidos de las amenazas.

“No paramos de revisar, una, dos y hasta tres veces a cada uno de los individuos asignados a la operación”, dijo para revelar que ni entre ellos hay confianza.

Así a la revisión que realiza el FBI, se suma la que los mandos militares llevan a cabo dentro de sus tropas.

Todo porque existen informes de grupos ultras dentro de las fuerzas armadas.

El caso es que no desechan la idea de que la amenaza pende sobre Biden.

Dice McCarthy que su mayor inquietud es la de un ataque coordinado por grupos ultras armados, y con la colocación de explosivos.

El jefe militar no toma a la liguera los informes que indican que podrían existir facciones detrás de esas posibles acciones.

Para nada causa tranquilidad grupos como el de los Oath Keepers (integrado en 2009, y que jura defender el país “contra todo enemigo, extranjero o interno”)  así como los Three Percenters (de corte miliciano, debidamente armado y militarmente capacitado, surgido en 2008 con ideas afines).

Los líderes de estos grupos hablan de ir a una guerra civil para rescatar a los EEUU de un gobierno de ultra izquierda -así ven al gobierno de Biden-, y que por lo tanto nunca van a reconocer como legítima la victoria del demócrata. Es lo que se conoce ya como el trumpismo sin Trump.

Bajo estos augurios y amenazas hoy inicia el gobierno de Biden y Kamala Harris.

PERO, ¿Y TRUMP?

Todo apunta a que una vez que Biden y Harris se hagan de la ofina Oval en la Casa Blanca y del control del Congreso la maquinaria institucional se cerrará rápidamente sobre el ya entonces controvertido expresidente, para ajustarle cuentas penales.

No hay que descartar que Trump podría aparecer pronto en tribunales, y luego con un traje no de rayas, porque eso ya no se usa, pero sí de color kaki o anaranjado -que le haría juego con su pelo y piél-, con su número a la altura de la bolsa de la camisa.

¡Vaya futuro!

 conjunto  

PRONTO, UN SENADO DIGITALIZADO

Esta más que cantado. Desde que arribó la pandemia y cerró todo, en el Congreso mexicano, urgido de sacar adelante todo un paquete urgente de iniciativas, comenzó a evaluarse la necesidad de evitar sesiones presenciales pero sin que ello significara una parálisis del trabajo legislativo.

Así, bajo la orientación de los coordinadores, pero especialmente de Ricardo Monreal, se inició un rápido aprendizaje de métodos digitales y del uso de herramientas como el zoom, para realizar encuentros a distancia.

En ese tránsito hasta hubo momentos inconvenientes, como el que sufrió una senadora que de repente apareció en ropas menores, o sin ellas, en pleno encuentro a distancia.

Gran enseñanza. Nadie más ha vuelto a caer en esas. No ha vuelto a ocurrir. Imprudencias, ha habido. En la Cámara de Diputados en un encuentro de comisiones, se tuvo que lidiar con un legislador del partido en poder pasado de copas. Pero bueno…

En este contexto, el chiapaneco Eduardo Ramírez, presidente del Senado convocó a los presidentes de las 46 comisiones del Senado con quienes revisó la agenda legislativa del Periodo Ordinario de Sesiones que inicia el próximo 1 de febrero.

Luego del encuentro, realizado a distancia, Ramírez subrayó la necesidad de diseñar una reforma que permita a los integrantes de la Cámara de Senadores realizar su trabajo a través de plataformas digitales.

Aseguró que, luego de consensuar esta propuesta, encontró que existe un acuerdo entre las fracciones parlamentarias para establecer un Senado digital que evite una parálisis legislativa ya sea por la pandemia del Covid-19, o por los procesos electorales de este año.

Lo más importante en este momento, dijo es empezar a trabajar en la reforma al Reglamento, a la Ley y, en su caso, a la Constitución, a fin de deliberar los asuntos del Senado de manera digital.

Detalló que ante el semáforo rojo, y por los casos de contagio vividos por senadores en los meses anteriores, existe preocupación por la salud de legisladores, del personal y las familias de todos ellos.

En este sentido, Ramírez consideró que existe la disposición para emigrar a las plataformas digitales, a fin de realizar sesiones en las que se pueda votar legislaciones y nombramientos en forma legal y constitucional, entre otros asuntos de interés nacional.

El presidente del Senado indicó que la consigna es que las senadoras y los senadores puedan cumplir con sus funciones desde cualquier lugar, para que se eviten los contagios sin que se detenga el trabajo legislativo y de las comisiones.

El chiapaneco recordó que entre los pendientes legislativos se encuentran seis ordenamientos en materia de justicia, el tema del outsourcing y 83 nombramientos entre magistrados comisionados y diplomáticos.

 

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