Y llegó la fecha de una elección crucial en el Estado de México, frente a un pasado de 94 años y con la posibilidad real de un cambio, por un futuro promisorio verdadero y no de simulaciones. Una jornada clave que invita, que reclama convocar a movilizarse masivamente a votar; que recomienda salir a votar convencidos, informados, conscientes de la imperiosa necesidad de una renovación que marque nuevos rumbos.
Votar masivamente y votar efectivo porque reduce la enorme posibilidad de fraude electoral orquestado por los de siempre, interesados en perpetuarse aún más, como si 94 años no hubieran sido ya suficientes. Así, votar es un derecho y llamamos a que la gente salga a votar, porque contra una movilización masiva, no hay fraude que quepa y, por lo tanto, seamos conscientes de que es importnate movilizarnos a votar. ¡Que salga así, la verdadera intención del voto! El ciudadano es primero.
La democracia reclama siempre participación y eso implica también, concienciarse y movilizarse a votar, como un paso primordial que la consolida y el 4 de junio es una ocasión de oro, para conseguir un cambio verdadero.
La democracia mueve a los ciudadanos a pronunciarse, evaluando la realidad que los rodea. En este caso se trata de la realidad del Estado de México. Y evaluar se hace en una elección. Y esta del 4 de junio, es una elección. Es un derecho inalienable de los ciudadanos evaluar a sus gobernantes. Nada ni nadie puede impedirlo.
Eso significa que los mexiquenses sí valoren el sexenio estatal que termina, incluido nombre y partido, por supuesto que sí; y que recuerden qué tanto se cumplió de lo ofrecido en 2017 y evalúen la gestión del gobernador saliente, Alfredo del Mazo Maza. Es derecho de la gente valorarlo y la urna es el espacio adecuado. Están en todo su derecho. Después de todo, es su cargo el único en juego en esta elección, el de gobernador, que nadie lo olvide. Es para lo que fueron convocados los votantes: para elegir uno nuevo y eso significa evaluar al que se va. Es lo que toca y es procedente evaluar. Lo han sabido y esperado 6 años. Alguien decía en 2017: no podemos juzgarlo (al candidato que luego se alzó con la gubernatura), pues no ha gobernado. Pues bien: en 2023 ya toca juzgar su desempeño y hacerlo es ineludible, aunque a algunos no les guste o no les parezca que ese derecho de evaluar, sí existe.
Seamos claros. Sería muy absurdo ir a votar sin evaluar nada.
Los mexiquenses tienen la enorme oportunidad de manifestarse en las urnas, conscientes, valorando esa realidad que hiere, que representa desvergüenza, cinismo e inoperancia. Representa oportunidad de cambio, de renovar, de romper ataduras en serio y de robustecer la democracia mexicana, cuyos protagonistas son y deben de ser los ciudadanos, no solo ni los políticos ni sus partidos.
¡Qué nadie se quede en casa! Todos a votar, que votar robustece la democracia, dignifica a los ciudadanos y le confiere una responsabilidad compartida a la sociedad y actúa esa participación masiva en provecho de las mayorías reales.
Contra una movilización masiva votando, no hay mapaches que valgan ni gritos clamando por decir que el Estado de México no se toca, como si fuera el cortijo de alguien y no lo es. Claro que sí se toca, pues es de todos y entre todos y no solo unos cuántos, ha de redefinirse y corregirse su futuro. Todos tienen derecho a participar. En el momento de las urnas y ha llegado. Hagamos valer nuestro voto, mexiquenses.
La democracia siempre es importante y en el voto tiene su mejor exponente.