De torbellino pasó rápidamente a convertirse en el tornado que podría arrasar con la 4T, y con la supuestamente imbatible popularidad del presidente de los 33 millones de votos Andrés Manuel López Obrador.
Hoy Xóchilt Gálvez es ya el principal fenómeno político electoral de un México urgido de soluciones.
Soluciones…
A la más terrible de las inseguridades y violencia nunca antes vividas aquí.
A la peor desatención de salud y desabasto de medicamentos que haya afectado a la Nación.
A la cancelación estúpida de proyectos que han frenado y enviado décadas atrás al desarrollo nacional.
A la urgencia de reorientar el sistema de educación que este régimen ha hundido en la ideologización absurda de los 70’s del siglo pasado.
A la pérdida de oportunidades enormes que nos plantea el T-MEC, y nuestra ubicación regional en Norteamérica, por disputas castro-chavistas y bolivarianas de las que México no tiene nada que ver.
Y a decenas de problemas que reclaman de un Gobierno cimentado en el Estado de Derecho, el respeto y revaloración a la separación de poderes, el desarrollo y respeto a instituciones como el INE, la CNDH, INAI, Inegi y otras tantas que responden a reclamos de la sociedad y los ciudadanos.
El reto es enorme. Serán pocos los 6 años entre 2024 y 2030 para enfrentarlo. Los problemas de este México han crecido exponencialmente frente al nivel de la incapacidad y tozudez del mandatario saliente.
¡Porque, hay que decirlo!: ¡Andrés Manuel López Obrador se va a ir!.
Sin duda. En un año.
En su hora final, persistirán las injusticias que lo catapultaron hasta Palacio Nacional, esas que él prometió atender y solucionar, y que dejó de lado para convertirse en el clown de un talk-show político tipo ¡Que Pase el Desgraciado!, creado en Perú por Laura Bozzo para arremeter contra los opositores del entonces presidente Alberto Fujimori y su primer Ministro Vladimiro Montesinos.
¡En eso se le fue su gobierno a AMLO!
Ese es el país en pedazos, roto, fragmentado, confrontado que le dejará a quien lo suceda que bien podría ser este fenómeno de conexión popular en que se ha convertido en días la brava, entrona, combativa senadora hidalguense, ingeniero, exitosa empresaria de las altas tecnologías, Xóchitl Gálvez.
¡AHÍ ESTABA!
El arribo ayer de Gálvez a su inscripción en el PRI como aspirante a la candidatura presidencial del Frente Amplio X México y luego su traslado en bici a la Del Valle a la sede del PAN fue sencillamente apoteósico. Una premonición de un porvenir ansiado por muchos en México.
Y pues sí, la senadora no es nueva ni improvisada en la cosa pública. Ella lo narra con premura y cierta candidez: en su pueblo hidalguense, de familia indígena, batalló desde los 8 años de edad por el agua, la alimentación pero sobre todo por una igualdad de oportunidades de género que en esos orígenes y áreas sociales y culturales no existe, ni en México ni en otras muchas partes del mundo.
Recuerda que mientras luchaba en su pubertad por obtener para su comunidad servicios básicos, por las tardes estudiaba. Ya joven viajó al entonces DF y fue a dar a una casucha en Iztapalapa desde donde construyó una carrera en la UNAM y luego una exitosa empresa de las llamadas high-tech.
En esas andaba cuando fue llamada por el entonces presidente Vicente Fox para encargarse de las cosas indígenas en ese sexenio. Y de ahí a ser delegada de la Miguel Hidalgo y luego senadora.
Como legisladora de la oposición en este sexenio, se ha apoderado de la tribuna ya sea por asalto o por la retórica donde se ha significado por ser una oradora no sólo inteligente y preparada sino aguda e incisiva que colocó muchas veces contra la pared a los contrarios y su gobierno.
Ha sido quizá la senadora que más denuncias penales ha presentado contra actos de Gobierno.
Sobresalen las presentadas contra José Ramón López Betrán por su conflicto de intereses en lo de la Casa Gris de Houston, que es todo un enredo en el que lo mismo se encuentra su esposa Carolyn Adams una contratista de la empresa Baker Hughes donde uno de sus ejecutivos era el dueño de la casa y que obtenía contratos directos millonarios en dólares de Pemex.
La obviedad nos dice que José Ramón aprovechó su condición de hijo del presidente para llamar al director de Pemex muy muy cercano e intimo colaborador del mandatario para obtener esos contratos.
Eso lo denunció Xóchitl sin tener hasta hoy respuesta del procurador Alejandro Gertz Manero, otro incondicional de AMLO.
Es aquí dónde digo yo se abre uno de los puntos más riesgosos para la candidatura presidencial de la senadora hidalguense.
De lograr la Presidencia, para lo cual falta mucho, Gálvez no sólo podría arrasar con la 4T y derrumbar el mito AMLO, sino que podría significar cárcel no sólo para medio gabinete y quizá para el propio presidente saliente… sino para los hijos de este.
No perdamos de vista esto.
Lo que ha vivido México en estos años requiere de una sacudida grande, a fondo, en la que no descartemos nada. Incluso castigar con rejas la incapacidad convertida en prepotencia y la estupidez transformada en desacato, en agresión a amplios sectores de la población.
Dicen quienes saben de esto, que la conexión alcanzada por Xóchitl con amplios sectores de la sociedad, los más diversos, ha generado más de 8 millones de mensajes en redes sociales en apenas unas horas.
Como dijera en clásico, ¡ni Obama lo logró!
Pero esta contienda apenas comienza, No hay que comer ansias diría mi querida abuela, Hay que ver el desarrollo que logren Enrique De la Madrid, Creel y los otros aspirantes del Frente Amplio Va por México.
Lo cierto es que huele a fin de sexenio y a derrota anunciada de la 4T.
Ya veremos.
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