- Con toda la rabia y el odio de Santiago Creel
- Y la culpa, como siempre, fue del Presidente
Mientras Claudia Sheinbaum continuaba posicionándose en el primer sitio entre los aspirantes a la candidatura de Morena para la Presidencia de la República, la panista Xóchitl con X hacía chuza, sobre todo entre las hijas de papi del panismo, el prd sacó tímidamente la cabeza para decir: “aquí estamos” dos que también queremos ser presidentes… Se trata de dos personajes que padecen (¿Sin darse cuenta?) de muy mala fama por su desempeño en los cargos que les ha tocado encabezar: Miguel Mancera, ex jefe de gobierno de la Ciudad de México, y Silvano Aureoles, ex gobernador de Michoacán.
Todo el mundo en la oposición, con todo, se pasmó con la noticia confirmada por López Obrador, de sus gargantas profundas, de que los “machucones” había decidido que su representante en Palacio Nacional, para 2024, sería Xóchitl Gálvez, la senadora que arma el relajo -desmadre, le llaman los académicos de la nacolengua – en pijamadas en el espacio de la mesa directiva, en el salón de sesiones del Senado, o en el Patio del Federalismo, siempre disfrazada de algún personaje de ficción, como un dinosaurio, por aquello de que los viejos políticos, priistas principalmente, son moteados dinos, o relajeando con los reporteros que le son agradables. Es muy simpática con los periodistas que cubren la fuente senatorial, pero más con los de la prensa corporativa, al servicio de las clases dominantes. Dice haber nacido en cuna indígena, pero se siente muy feliz en las elegantes parties de la gente acomodada ante la diosa fortuna.
Entre tanto, Santiago Creel, uno de los herederos del porfirismo pre revolucionario, desplazado por la señora de las botargas, entre tanto, divulgó un video en el que, como si fuese miembro de Alcohólicos Anónimos, entra en coma emocional, se rasga las vestiduras y lanza una pieza oratoria repleta de rencor, de odio, de amargura, de improperios porque no fue el elegido por los dioses del panteón del Señor X, por culpa de López Obrador: “¡Desgraciado presidente!”. El tabasqueño, ya acostumbrado a los desvaríos verbales de los críos enfermos de Trastorno Negativista Desafiante, y principalmente del panismo ensoberbecido de Marko, del priismo (del perredismo no porque ya casi no hay nadie en ese partido, amén de Mancera y Aureoles Conejo, que buscan que la justicia no los alcance, anunciando su deseo presidenciable.)
Fue tal el profundo dolor, casi de funeral, que expresó, envuelto en llanto, Santiago Creel, que impresionó a AMLO, quien inició su mañanera de ayer miércoles, lamentando el odio que sus “adversarios” le manifiestan cotidianamente, como fue el caso del abogado Creel, o cualquier experto mediático del espectro radial o de la escritura de la inteligencia artificial de un buen equipo de especialistas en la intriga y la mentira, ésta siempre recomendada por el propagandista Alazraki. En la historia, dijo, no ha habido un presidente tan maltratado, tan odiado, por la derecha.
El Presidente lamentó también la rabia y el enojo de periodistas opositores a él y su gobierno, empleados de las grandes empresas periodísticas y de la televisión y la radio. Y son, dijo, de los que esperan que se vaya, que concluya su gobierno, para que se vuelva al viejo modelo sustentado por el llamado prianismo, que permitió “el saqueo” de México.
Pero en medio de los hechos y dichos de ayer, pareciera que el proceso de la selección del candidato o candidata presidencial del conservadurismo –en realidad, del PAN- se estancó, por lo menos hasta la víspera, con las noticias de que El ángel de la Dependencia renunciaba a seguir buscando la oportunidad de cruzarse la banda tricolor. Ángel de la Dependencia es el mote con que el periodismo se refería a Gurría, en aquellos años 80 de grandes crisis, de arcas vacías, quien, como alto funcionario de Hacienda, negociador con los bancos del exterior, endeudó al país hasta las cachas. Hasta que el país dependió de la voluntad de la banca internacional y de los organismos financieros de Washington, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, acreedores de México, junto con los grandes bancos privados del exterior.
El estancamiento electoral se sintió seco, rudo, pues la prensa del sistema político económico prianista-empresarial decidió que Gálvez estaba ya votada y comenzó a promover su imagen con gran intensidad, presentándola como quien sacará a Morena de Palacio, a donde el presidente AMLO no le permitió ingresar para hacer uso de su derecho de réplica en la Mañanera.