En los últimos días, el mandatario estadounidense envió un mensaje directo y a micrófono abierto al dictador ruso, acompañado por el presidente galo, Emmanuel Macron; le dijo que estaba dispuesto a sentarse a negociar la paz de Ucrania siempre y cuando Putin fuese con ese ánimo de terminar la guerra definitivamente.
La respuesta del Kremlin pasa porque Biden, Zelenski y todo el mundo reconozcan como territorios rusos las regiones ilegalmente anexionadas en este otoño e incluidas en la Constitución rusa como parte de su territorio: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia. Desde luego se niegan tanto Zelenski como Biden y el resto del mundo.
Si esta posición es irreconciliable, la guerra persistirá. Este año, según la ACNUR, un total de 6 millones de refugiados ucranios están en diversas partes de Europa y otros 6 millones desplazados internamente y se espera otro éxodo masivo igualmente voluminoso a lo largo del invierno.
Mientras el escenario geopolítico se enturbia con varios bandos perfilados uno, liderado por Estados Unidos y sus 30 socios de la OTAN más otros aliados como Japón, Corea del Sur, Australia, Nueva Zelanda y Canadá; también Rusia cuenta con aliados como Irán, Siria, Nicaragua, Eritrea, Corea del Norte más el silencio cómplice de China y la intromisión indirecta de Arabia Saudita que ha decidido secundar a Rusia cortando la producción de petróleo para seguir subiendo los petroprecios. Nuevamente el petróleo y el gas como armas de guerra.
En medio de las presiones, Turquía con su presidente, Recep Tayipp Erdogan, están jugando un papel esencial porque tiene buenas relaciones con ambos bandos: con el gobierno de Kiev y con el de Moscú. Desde marzo pasado ofreció su territorio para una ronda de negociaciones para la paz entre Ucrania y Rusia interrumpidas dos meses después y ha sido gracias a su mediación que en el verano pasado, Putin está permitiendo la salida de los barcos ucranios cargados de granos, cereales y otros bienes desde la costa de mar de Azov y del mar Negro.
Turquía ha movido interesantes piezas dentro de su ajedrez estratégico este año al restablecer relaciones diplomáticas con Israel tras cuatro años de tensiones interrumpidas ambos acordaron reabrir sus respectivas legaciones diplomáticas y acelerar su relación económica y comercial.
El presidente turco ha visto la oportunidad de convertir a su nación en un país de tránsito de gas desde Asia, no solo el ruso, también de los energéticos que tiene Israel.
Otro de los protagonistas geopolíticos este año es Israel que busca estabilidad en su gobierno, otras nuevas elecciones han retornado al poder a Benjamín Netanyahu, del partido Likud, en coalición con la extrema derecha. Israel este año ha firmado un acuerdo de libre comercio con Emiratos Árabes Unidos que es histórico porque es el primer tratado con un país de la región en busca de normalizar sus relaciones en Medio Oriente. El 96% de los productos intercambiados quedarán libres de aranceles.
A COLACIÓN
Con las tensiones colaterales provocadas por la guerra, la aldea global se ha convertido en un avispero de rispideces. Reino Unido ha dado por concluida la corta etapa de Boris Johnson, traicionado por su propio partido, los conservadores le echaron tras una serie de escándalos de fiestas y de denuncias sexuales en varios miembros de su equipo. La nación británica requiere de gobiernos estables lleva cinco primeros ministros en seis años, el más reciente en llegar a Downing Street, es Rishi Sunak.
En Irán, el asesinato de la joven de 22 años Masha Amini, por culpa de la policía de la moral desencadenó una oleada de protestas no solo en Teherán sino en todo el país exigiendo incluso la caída del rocoso régimen de los ayatolás. Tras un par de meses de protestas, las organizaciones no gubernamentales hablan de cerca de mil muertos, de un centenar de arrestados y el régimen ha comenzado a ejecutar a los detenidos acusados de sedición y anunció la supresión de la Policía de la Moral pero las mujeres seguirán llevando el velo.
En China, el gobierno de Xi Jinping, ha relajado las estrictas medidas Covid Cero tras una serie de protestas ciudadanas en varias partes del país y ha decidido suprimir el internamiento de los infectados en centros de cuarentena.
El incendio de un edifico confinado en Urumqi, Xinjiang, dejó diez fallecidos y avivó una serie de protestas en un país que transita el tercer invierno con férreos controles. Tras las presiones ciudadanas, Beijing ha permitido que la gente vuelva a viajar internamente, el país sigue cerrado a los visitantes extranjeros.
Este 2022, Jinping ha logrado obtener nuevamente el espaldarazo del Partido Comunista de China para gobernar otros cinco años más, asumiendo además un mayor control en un país que dirige desde 2013.
También en América Latina hay acontecimientos: la última hora de la detención del presidente Pedro Castillo, en Perú, tras intentar disolver el Congreso. Castillo enfrentaría una tercera moción de censura atenazado además por el poder judicial (por diversos escándalos de corrupción) finalmente ha terminado detenido, sin el apoyo de los militares.
La vicepresidenta, Dina Boluarte, es la primera mujer en asumir la Presidencia de su país. La abogada tendrá que cohesionar las fuerzas políticas y calmar a la gente en la calle.
El año que se va deja sin duda grandes lecciones, sobre todo la fortaleza de los ucranios para defender a su país y su soberanía con valentía y permanecer estoicos ante las duras condiciones de vida con la esperanza de que esta pesadilla acabe pronto. Quizá sea el mayor deseo.
@claudialunapale