El virtual candidato a la gubernatura de Guerrero, Félix Salgado Macedonio, tiene ante sí el principal reto de su carrera política: acusaciones de violación.
Y es que por lo menos tres mujeres lo han denunciado ante las autoridades de Guerrero por el delito de violación, los cuales, deberían merecerle el retiro inmediato de la candidatura y ponerlo a disposición de las autoridades para deslindar responsabilidades en cada uno de ellos.
Mientras tanto el presidente de la República dijo que se trata de una acción en la que “el pueblo decide”, sin hacer mención la gravedad de los delitos que se le imputan y que se insertan en la crisis de feminicidios que hay en el país. En otras palabras el presidente avaló lo que presuntamente la militancia de su partido aprobó, aún con delitos de por medio y con un proceso de justicia partidista no del todo claro y sin la posibilidad de haber escuchado a las víctimas en audiencia.
Fuera de toda consideración política, las acusaciones en contra de Salgado Macedonio no son por romper un plato o un vidrio, se trata de delitos cuya gravedad de su conducta no fue un acto único, sino la repetición de actos reiterados, constantes y con la superioridad que le otorgó el ejercicio de los cargos que desempeñaba en el momento de su consumación, en una conducta que podría insertarse en psicópata.
El consentimiento tácito que otorgó el presidente de la República a la candidatura de Salgado vino a contradecir el apoyo que presuntamente otorga su gobierno a las políticas contra la violencia de género y de protección a las mujeres, en un país en el que la tasa de impunidad oscila en el 99 por ciento y con unas 16 mil denuncias por delitos sexuales.
Sería interesante conocer la opinión de las titulares mujeres de las Secretarías y Subsecretarías de su gabinete, tanto sobre los actos del candidato, la decisión del partido político y los dichos del Ejecutivo en consentir su candidatura debido a que “el pueblo decide”, pese a las denuncias. Quizás nos quedemos con la duda debido a la disciplina de gabinete.
Este es un delicado asunto en el que el Ejecutivo Federal asumió una postura que, además de favorecer la candidatura del presunto agresor, se asumió como el origen del apoyo a su candidatura en un grave agravio a la lucha feminista, que parece no comprender la gravedad del tema de género.
El tema trasciende en la opinión, porque se trata de presuntos actos de una persona que aspira a gobernar una entidad federativa, que del ejercicio de su encargo debería cumplir y hacer cumplir las leyes que se desprendan de la Constitución federal y de la local y que aspire a mejorar las condiciones de vida de sus gobernados.
Hoy una de las agraviadas señala que, de llegar Salgado Macedonio a la gubernatura de Guerrero, ella tendría que dejar el país, su vida, su familia y lo que con esfuerzo ha construido.
No hay manera de cómo salir en defensa de este asunto y por donde se lo vea, son malas señales de la transformación.
El autor es Maestro en Seguridad Nacional por la Armada de México
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